En los primeros años de la trufera en su estado juvenil, el exuberante vigor de la maleza fue un caso de especial aprendizaje, atención y dedicación. Un suelo profundo y con materia orgánica alta, puso su sello en el desarrollo vigoroso de las plantas y maleza, vigor que es esencial controlar en el cultivo de trufas. Una maleza descontrolada, que en algunos casos ocurrió, no solo cubre el espacio de conquista de la trufa, se dificulta su manejo posterior y compite por el agua con la trufa. Era imprescindible buscar una solución factible.
Hubo momentos de sorpresa y dificultad por el desarrollo tan rápido de la maleza y en el intertanto, encontrar una estrategia de control. El obstáculo principal fue el uso restringido de herbicidas y el manejo orgánico que se aplica en el cultivo de trufas. Así las cosas, diferentes métodos de segado reiterativo fue aplicado, utilizando desbrozadora portátil y agrícola, y acolchado con ramas en algunos casos.
